La era de los viajes al espacio comenzaría casi con la invención misma del avión. Cuando los hermanos Wright apenas levantaban el vuelo en el escampado de Kitty Hawk , en otro lugar del mundo, en la rusia Zarista, la mente de un hombre se proyectaba aún más lejos. Sus visiones de las personas conquistando el espacio serían fundamentales en la historia de la humanidad.
El maestro de matemáticas.
Se trata de Konstantin Tsiolkvoski, maestro de secundaria de 46 años que imparte aritmética y geometría. Este hombre formado en la universidad de Moscú es además un apasionado por la ciencia y de la literatura de ciencia ficción de inspiración científica. Inspirado por los libros de Julio Verne escribe inicialmente diversas narraciones fantásticas en donde especula acerca de diversos problemas de la aeronáutica como la creación de diseños y control de naves más pesados que el aire, globos aerostáticos y cohetes.
Tsiolvoski escribiría finalmente auténticos artículos científicos cuya calidad y precisión sería reconocida por el Sociedad de técnicos de Rusia. Y aunque lamentablemente la mayor parte de las 500 artículos están perdidos debido a un gran incendio, Tsiolvoski hizo grandes progresos por su país, como crear el primer túnel de viento, diseño monoplanos y aviones muy avanzados para su época . Pero su obra principal son los importantes tratados de cohetería en el que construyó toda una teoría de su dinámica, «la ecuación del cohete», además de proponer el uso de combustible líquido por medio de varias etapas.
Aunque Tsiolkvoski lograra el reconocimiento en la Unión Soviética como uno de los fundadores de la aeronáutica, jamás vería por sus ojos realizar su principal sueño, la construcción de sus cohetes. Antes de finalizar su vida en 1935 serían otros hombres los que relevarían su trabajo como Robert Goddard en los Estados Unidos y Herman Oberth en Alemania. La humanidad había dado su primer paso hacia la conquista del espacio.
«La humanidad no siempre permanecerá en al Tierra. La búsqueda de la luz y del espacio lo llevará a penetrar los límites de la atmósfera. Tímidamente al principio, pero luego con un ímpetu que la llevará a conquistar todo el espacio solar»